martes, 30 de agosto de 2016

museo del prado


El Museo Nacional del Prado encabeza uno de los trayectos turísticos más visitados de la capital: el Camino del Arte. Aparte de Las meninas de Velázquez y de Los fusilamientos del tres de mayo de Goya, en sus salas pueden verse piezas maestras de las escuelas de España, italiana y flamenca. El Prado cuenta con una valiosa compilación de ocho mil seiscientos cuadros y más de setecientos estatuas. Es conveniente preguntar una guía y preparar la visita ya antes de entrar en el museo.

El Museo del Prado tiene la compilación de pintura de España más completa del planeta. El viaje puede iniciar en el siglo XI, delante de los murales mozárabes de la iglesia de San Baudelio de Berlanga. Ahora, las obras de Bartolomé Bermejo, Pedro Berruguete, Juan de Juanes o bien Luis de Morales trazan el arco que va de la pintura gótica hispano-flamenca al Renacimiento. Las salas dedicadas a El Greco preservan ciertas pinturas más singulares del autor, como El caballero de la mano en el pecho o bien la Muy santa Trinidad.

El Siglo de Oro está extensamente representado con obras de Ribera, Zurbarán y Murillo, que nos asisten a entender el contexto en el que brota la pintura de Velázquez, cuyas obras más esenciales, como Las meninas o bien Las hilanderas, pueden verse en el museo. Entre el siglo XVIII y el siglo XIX, las salas de Goya muestran desde los cartones que hizo para la Real Factoría de Entapices a Las pinturas negras con las que el artista cubrió los muros de su casa, La Quinta del Sueco. Asimismo hay salas dedicadas a la pintura del siglo XIX, con obras de Fortuny, los Madrazo y Sorolla.

La pintura italiana es indispensable para entender el paso del arte medieval al Renacimiento y además de esto resulta muy influyente en el arte barroco de España. Del Quattrocento (siglo XV) resaltan La Anunciación de Fra Angelico, el cofre con la historia de Nastagio degli Onesti de Botticelli, La dormición de la virgen de Mantegna y Cristo sostenido por un ángel de Antonello da Messina. Múltiples vírgenes de Rafael sirven para explicar el esplendor clasicista del Cinquecento (siglo XVI) y los cuadros de Tiziano, Tintoretto y Veronés, grandes personalidades de la escuela veneciana, son uno de los tesoros más apreciados del Museo del Prado. Los diferentes caminos del arte barroco italiano están meridianamente representados con obras de Caravaggio, Guido Reni y Annibale Carracci. 

La escuela flamenca está realmente bien representada debido a la relación política de la monarquía de España con Flandes. En el Museo del Prado se hallan desde obras muy significativas de los maestros primitivos flamencos, como El descendimiento de la cruz de Van der Weyden y el Jardín de las Exquisiteces de El Bosco, coleccionadas obsesivamente por Felipe II, a las obras peculiaridades del esplendor barroco de la corte de Bruselas, con Rubens, la familia Brueghel, Jordaens y Teniers encabezando la lista de los autores más rebosantes en el Prado. La pintura francesa, holandesa y alemana asimismo tienen presencia en las compilaciones del museo. Durero, Claudio de Lorena, Rembrandt o bien Watteau son ciertas firmas que no podemos obviar. Si bien menos conocidas, las salas dedicadas a la estatua y a las artes ornamentales son de mucho interés. Se puede destacar la estatuaria romana, el Tesoro del Delfín (una vajilla heredada por Felipe V) y las obras de los Leoni encargadas por Felipe II y Carlos V.

Historia del museo 

El diez de noviembre de mil ochocientos diecinueve abría sus puertas por vez primera el Museo del Prado. Merced al apoyo de María Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII, la edificación que Juan de Villanueva había desarrollado como Gabinete de Historia Natural acogía por último una parte esencial de las compilaciones reales. Con los años, donaciones particulares y compras fueron ampliando los fondos de la pinacoteca.

A lo largo de la Guerra Civil las obras de arte se resguardaron de los posibles bombardeos con sacos de arena en la planta baja del museo. Por último, por recomendación de la Sociedad de Naciones la compilación viajó primero a Valencia y después a Ginebra, de donde debieron retornar de forma rápida a la capital española tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Exposiciones temporales

El viejo edificio de Villanueva aloja una gran parte de las compilaciones de pintura, estatua y artes ornamentales. Justo a su espalda, alrededor del Claustro de los Jerónimos, el arquitecto técnico Rafael Moneo ha construido una serie de salas dedicadas a las exposiciones temporales, talleres de restauración, un auditorio, una cafetería, un restorán y oficinas. Otro de las construcciones que forma una parte del museo es El Casón, vieja sala de baile del desaparecido Palacio del Buen Retiro. El día de hoy este espacio aloja la biblioteca y la sala de lectura para estudiosos.

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