La cultura del Viejo Egipto se conforma desde la forma de vida, costumbres y tradiciones existentes en la sociedad egipcia de la Antigüedad. Se comenzó en el Neolítico y evolucionó durante tres mil años, hasta la temporada romana, cuando prácticamente desapareció al adoptar la del Imperio romano, y sobre todo las costumbres cristianas.
La historia del Viejo Egipto como estado unificado empieza en el Neolítico, cara el año tres mil ciento cincuenta antes de Cristo, y se divide en 3 imperios con periodos intermedios de dominación por la parte de gobernantes extranjeros y enfrentamientos internos:
El Imperio Viejo (dos mil setecientos-dos mil doscientos a. de C.) se caracterizó por el florecimiento de las artes y la construcción de enormes pirámides. A lo largo del Imperio Medio (dos mil cincuenta-mil ochocientos antes de Cristo), tras una etapa de descentralización, Egipto conoció un periodo de esplendor en su economía.
En el Imperio Nuevo (mil quinientos sesenta y siete-mil ochenta y cinco antes de Cristo), la monarquía egipcia alcanzó su edad dorada y conquistó a los pueblos vecinos y expandió sus dominios bajo la dirección de los faraones de la dinastía XVIII.
La decadencia del imperio faraónico empezó cara mil setenta y cinco a. de C., a causa de diferentes incursiones de ejércitos de otros pueblos. Pese a esto, la cultura egipcia sostuvo sus peculiaridades esenciales hasta la dominación romana, y también influyó en todo el Mediterráneo occidental.
Los últimos sacerdotes de Isis, en la isla de Archivo, sostuvieron su culto hasta el momento en que fue prohibido por Justiniano I, en quinientos treinta y cinco d. de C., y el idioma se preservó, con la lógica evolución mediante los años, y evolucionó en el idioma copto que usa la Iglesia Copta como lengua ritual.
Una de las peculiaridades del Viejo Egipto fue su singular arte, con monumentales obras que por norma general tenían carácter simbólico, funerario o bien religioso. Si bien el término de Arte es moderno, es a la perfección aprovechable en la arquitectura, estatua, pintura y joyería egipcias, siendo muchas de sus realizaciones genuinas obras de arte y no simples trabajos de artesanía.
El arte egipcio se caracterizó por la fijación de pilares o bien motivos incesantes desde el principio de la historia del Egipto unificado hasta el final de la dominación romana. Este lapso de prácticamente 3 mil años implicó un desarrollo en los patrones artísticos, los motivos, las figuras y las formas de expresión, con quiebres o bien innovaciones revolucionarias como fue el periodo amarniense, donde el arte sería plenamente renovador con respecto a su herencia artística centenaria.
Paleta de Narmer, tradicional imagen del faraón "destruyendo" a los oponentes. Es un motivo incesante y claro ejemplo del arte como expresión del poder político.
El conocimiento que tenemos del arte egipcio se debe, eminentemente, a los materiales usados, sea piedra (caliza, arenisca o bien grano), metales (oro, electrum, cobre y bronce), madera (ébano y cedro) y otros no menos valiosos como marfil, fayenza y vidrio.
Una faceta que caracteriza a la cultura egipcia es el incesante esmero por comunicar un término de tradición. Este esmero se traduce en la adopción de determinados modelos o bien imágenes como iconos que se repiten en la sucesión de faraones. Entonces, a pesares que la historia egipcia puede clasificarse en grandes etapas como los Imperios Viejo, Medio y Nuevo, muchas de estas formas artísticas pueden repetirse en tanto que han sido transformadas en iconos.
El arte como expresión del poder político[editar]
Ramsés II destrozando a sus oponentes. La pose es afín a la de la Paleta de Narmer mas mil ochocientos años de cultura egipcia ya habían pasado. Tradicional ejemplo de un patrón artístico inalterable transformado en icono.
Es una de las primeras vinculaciones desde el principio de la historia. Las ideas y las situaciones políticas actuales darían el motivo primordial para la preparación de un sin número de obras artísticas con una clara idea de publicidad.
Bajo este enfoque, el eje primordial es el motivo de la obra. Dicho motivo es el pilar esencial de exactamente la misma y determina sus parámetros: la distribución de las imágenes en el plano (o bien superficie) a emplearse, los tamaños de las imágenes a representar conforme un orden de prelación basado en la relevancia de los personajes, y la utilización de ciertas maneras como síntesis del término a comunicar.
La utilización del arte en obras de claro tinte propagandístico fue un factor común. A lo largo del Imperio Nuevo era usual que las campañas militares tanto a Nubia como a Siria y Canaán fueran representadas en las consecutivas ampliaciones de los templos de Amón en Karnak. De este modo, los sucesivos pilonos de semejantes templos fueron adornados con múltiples relieves donde el faraón reinante se hallaba batallando contra contrincantes asiáticos o bien nubios.
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