El yacimiento prehistórico de Los Millares, asimismo llamado Poblado de Los Millares, está ubicado entre los ayuntamientos de Santa Fe de Mondújar y Gádor, a diecisiete km de Almería, España. Conocido como uno de los asentamientos más esenciales de la Europa de la Edad del Cobre, da nombre a la cultura arqueológica de Los Millares, que se extendió por la parte de Andalucía Oriental y Levante, siendo moderna de los asimismo calcolíticos conjuntos de Vila Nova, en la desembocadura del río Tajo.
Esta zona arqueológica está formada por el poblado y su necrópolis, situados sobre la meseta del mismo nombre, que en forma de espolón queda enmarcada en sus flancos norte y este-sudeste por el río Andarax y la rambla de Huéchar. El poblado contó con un esencial sistema protector, compuesto de líneas amuralladas y un conjunto de fortines ubicados en pequeñas colinas al filo de la sierra de Gádor y a los dos lados de la rambla de Huéchar. La necrópolis consta de prácticamente cien tumbas colectivas, la mayor parte de tipo tholos, mas asimismo aparecen cistas, sepulcros de corredor y grutas.
Descubierto por Luis Siret a lo largo de la construcción de una vía férrea, el yacimiento fue excavado desde mil ochocientos noventa y dos por su capataz Pedro Flórez. Está emplazado sobre una colina que domina la confluencia entre el río Andarax y la rambla de Huéchar. El circuito que envuelven sus murallas ocupa unas cuatro-cinco ha y en él llegaron a vivir unos mil o bien mil quinientos habitantes, algo inusual para su temporada.1
Conforme ciertos autores, el poblado es heredero de la neolítica Cultura de Almería y estuvo habitado entre el tres mil doscientos o bien tres mil cien antes de Cristo (instante en que comenzó a desarrollarse) y el dos mil doscientos a. de C., más o menos (cuando fue descuidado).2 tres Otros estudiosos discuten la existencia de semejantes conjuntos neolíticos, relacionando sus restos materiales con una fase temprana de la propia cultura millarense, que englobaría desde el tres mil quinientos antes de Cristo hasta el dos mil doscientos cincuenta a. C.4
De forma tradicional se han identificado 2 etapas de desarrollo, relacionadas con la aparición o bien no en los ajuares funerarios de vasos campaniformes: Los Millares I y II (precampaniforme y campaniforme respectivamente). Mas hay autores que consideran artificial tal distinción en tanto que no hubo ningún género de rotura entre los dos instantes.1 Y otros establecen hasta 4 fases evolutivas:
Millares I: se edificó el poblado y 3 cuadros de murallas con torreones y una entrada monumental.
Millares II: se levantó otra muralla y los fortines externos, mientras que aumentaba la población y se desarticuló una muralla interna.
Millares IIb: aparece en los ajuares el vaso campaniforme.
Millares III: se abandonaron las murallas externas y los fortines, reduciéndose la población a los ocupantes de la ciudadela, para, al final del periodo, dejar asimismo esta
Está ubicado estratégicamente cercano a las minas de cobre de la sierra de Gádor y al lado del río Andarax, que en aquella temporada debía tener un mayor caudal que hoy día, siendo probablemente navegable. Construido sobre una colina de unos cincuenta m que actúa como defensa natural, sus únicos accesos serían por un liso ubicado en los lados oeste y sur. En esta zona es donde se levantaron las murallas y, en el liso, la necrópolis. Aparte de las 3 murallas consecutivas reforzadas con torres de planta semicircular y bastiones, cuenta con una ciudadela interior amurallada y con numerosas defensas exteriores en las elevaciones próximas (se han localizado hasta trece fortines). Muchas de estos fortines están protegidos a través de murallas concéntricas y se piensa que se usaban asimismo para el almacenaje de cereales.
Al estudiar el proceso edificante se aprecian diferentes instantes de expansión y contracción del poblado:
en una primera etapa solo estaría habitada la parte más alta de la colina, el espolón formado entre el río Andarax y la rambla de Huéchar;
más tarde se agregaron los 2 muros interiores;
en un tercer periodo se edificó la enorme muralla exterior y los fortines;
por último prácticamente todo el circuito fue descuidado, excepto la acrópolis, el circuito amurallado interior.1
Dentro de las murallas se han encontrado un conjunto de residencias circulares de piedra, de hasta 6 metros de diámetro mas sin compartimentación interior y distribuidas sin ningún género de orden. Además, se encontró un enorme edificio cuadrangular con patentizas de metalurgia del cobre.6 La necrópolis, ubicada en frente de la muralla exterior, ocupa unas dos ha y contiene cerca de noventa sepulturas de tipo tholos, excepto doce de tumbas que tienen cubierta plana. La media de individuos inhumados en todos y cada una de ellas es de veinte, encontrándose esparcidos ajuares que incluyen piezas cerámicas llanas o bien decoradas (cuencos con motivos soliformes, oculados y campaniformes), herramientas líticas y de cobre, ídolos de piedra y hueso (con diseños oculares asimismo), como ornamentos efectuados en marfil y cascarilla de huevo de avestruz
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